jueves, 7 de mayo de 2009

Blog de Wonderlandia
Digo:
Me prometí no hablar más con groserías, para no darle la razón sobre su supuesta superioridad ligüística, o literaria, o poética, o cultural, o lo ke sea, y en vez de decirle ke era un mamón, sólo le dije: presuntuoso, altanero, engreído, petulante, jactancioso, y todos los sinónimos de word para mamoncete de mierda.
Esta vez no tosió. Tras de su cubreboca se adivinaba un esfuerzo por no hablar y así contener la tos delatora.
Y es que ahora hay ke adivinarlo todo.
Cada kien intenta ser como siempre ha sido. Pero traemos máscaras. Andamos embozados como los bandoleros de las viejas películas del oeste en un aburrido carnaval. Los cubrebocas pueden ser verdes, morados, blancos, azules, lilas.
E incluso se convierten cada vez más en formas personales de expresión. La máscara ke nos oculta también puede hacer ke nos delatemos voluntariamente, o ke nos encubramos más cuando intentamos mostrar lo ke creemos ser. O simplemente nos da pretextos para decir o crear cosas.
Por ejemplo: como si fuera una reivindicación política, o sexual, o ideológica, José Luis iluminó su cubreboca con el arco iris gay.
O la máscara sanitaria puede ser la representación sencilla de un deseo: Gimena le pintó una bokita de happy face.
Y hasta es posible convertir los cubrebocas en intervenciones estéticas sobre una realidad higiénica impuesta, persecutoria: Carlos hizo ke Mauricio imprimiera en serigrafía varios tapabocas con la sonrisa enigmática del Che, y en seguida los vendieron como piezas de arte epidemiológico.
Incluso aparecen copias de ideas ajenas: unas chavas de La Esmeralda kerían hacer lo mismo con una de las pocas sonrisas documentadas de Duchamp, pero comprendieron ke nadie percibiría su concepto, así ke, siguiendo a Warhol, hicieron tapabocas con la trivial sonrisa de la Gioconda.
Y así.
Yo, en un esfuerzo por ser más original y literaria, iba a poner una frase, el epitafio de H. G. Wells, pero kién soy yo para maldecirlos a todos.
Sólo maldigo a este mamoncete de mierda ke cree estar en el derecho a tener premoniciones oníricas sobre mis procesos fisiológicos.
Con su máscara blanca.
Con su tos encubierta.
Kiero denunciarlo. Ke se lo lleven a un hospital. Ke lo incomuniken del mundo.
Ke sus sueños no vuelvan a tocar mi cuerpo.
Me alejé de él. Fui a casa y le puse chakira a mi cubreboca, como había recomendado en la tv Julieta Fierro, ke es astrónoma, pero también maga. Kedó como una diminuta indumentaria cora o huichol o algo. También le puse plumas de faisán pigmeo y un redondel con malla, como un atrapasueños. Un vestido ke protege mis narinas, un escudo ke resguarda mi rostro, una red ke cubre la desnudez de mis sentidos y mis sueños.
Creo ke por hoy me encuentro a salvo.
:)

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